Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo: qué es y cómo aplicarla en tu empresa

La descarbonización es un proceso complejo y gradual en el cual se busca reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y otros Gases de Efecto Invernadero (GEI) a la atmósfera. La clave del éxito reside en la correcta aplicación de una estrategia de descarbonización bien planificada y ejecutada.

A continuación, profundizaremos en todo lo que necesitas saber acerca de la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo: características, beneficios y cómo puede implementarse en tu empresa.

¿En qué consiste la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo?

La Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo se encuentra enmarcada dentro del Marco Estratégico de Energía y Clima. Este documento actúa como una hoja de ruta para alcanzar la neutralidad climática, es decir, la reducción drástica de las emisiones de GEI, con el objetivo de llegar al cero neto para el año 2050.

En España, la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP 2050) se plantea el ambicioso objetivo de reducir las emisiones de GEI en un 90% para el año 2050, tomando como referencia los niveles de 1990. El 10% restante se espera compensar mediante mecanismos de absorción de carbono, como la reforestación, que actúan como sumideros de carbono, retirando CO₂ de la atmósfera.

Esta estrategia no solo se centra en la reducción de emisiones, sino que también considera las oportunidades de crecimiento económico y creación de empleo que surgen de la transición hacia una economía baja en carbono.

La Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo marca el camino hacia un modelo energético basado en fuentes renovables, lo que trae consigo múltiples beneficios:

• Aumento de la competitividad: Un sistema energético más eficiente y menos dependiente de combustibles fósiles fortalece la competitividad de las empresas.
• Mejora de la salud pública: La reducción de la contaminación atmosférica asociada a la quema de combustibles fósiles tiene un impacto positivo en la salud de la población.
• Conservación de la biodiversidad: La mitigación del cambio climático contribuye a la protección de los ecosistemas y la biodiversidad.

Oportunidades de la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo

La transición ecológica que impulsa la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo genera un escenario propicio para el surgimiento de nuevas oportunidades en todos los sectores económicos. Este proceso implica desvincular el crecimiento económico del consumo de energía y del impacto ambiental negativo, promoviendo un modelo de desarrollo sostenible.

A continuación, exploramos algunas de las oportunidades más relevantes que ofrece la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo:

Generación de empleos e inversión

• Impulso al empleo: La Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo contempla medidas que impulsarán la creación de empleo. Se estima un aumento del 1,6% en la tasa de empleo para el año 2050, lo que se traduce en la creación de aproximadamente 300.000 empleos al año durante el proceso de transición. Los sectores relacionados con la digitalización, la producción industrial sostenible y las energías renovables serán los principales motores de esta creación de empleo. 
• Atracción de inversiones: Se prevé una importante movilización de inversiones, alcanzando los 500.000 millones de euros entre 2031 y 2050. Gran parte de estas inversiones estarán destinadas a la implementación de la estrategia de descarbonización y al desarrollo de nuevas tecnologías limpias. La economía circular, como modelo de producción y consumo sostenible, jugará un papel crucial en este proceso de reactivación económica. 

Revalorización del Capital Natural

• El papel crucial de los sumideros de carbono: La Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo reconoce la importancia del capital natural, especialmente de los sumideros de carbono, en la lucha contra el cambio climático.  Estos sumideros, como los bosques y los océanos, absorben CO₂ de la atmósfera, contribuyendo a la mitigación del calentamiento global.
• Medidas para la conservación y restauración: Se plantean medidas para reforzar el capital natural, como la reforestación de 20.000 hectáreas al año entre 2020 y 2050, el aumento de la superficie forestal en un 4% y la recuperación de 50.000 hectáreas de humedales para 2050. Estas acciones no solo contribuyen a la absorción de CO₂, sino que también promueven la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas. 

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